Dos Palabras (Más que Palabras)

Dos palabras…



Se reflejó en una gran ventana del centro comercial y atrás de él se reflejaron otros más. Con terror vio como todo había cambiado, se comparó con los que estaban a su alrededor, comprendió que era completamente ignorado, que ahora era nada, nadie volteaba para verlo. A sus pies caían pedazos de comida de los distraídos que ya no querían un bocado más, colillas a medio fumar, algunas las terminaba, otras se terminaban solas o sucumbían abajo de una suela imprudente. Su ropa se deshacía en hilachas malolientes, sucias y repulsivas, los zapatos ahora eran solo huecos, la barba le cubría gran parte de la cara y el pelo ensortijado y almidonado con una gruesa capa de mugre le descendía por los ojos, algunos dientes no estaban, las manos completamente sucias, ensangrentados y desgastadas por el continuo roce con el pavimento. No era él, era otro, él ya no existía, pero solo se pudo percatar de esto después de ser el propio responsable de su desaparición. Luego comprendió que solo faltaron dos cosas para que él siguiera siendo él, tres palabras que cualquiera puedo haber dicho, o que tal vez ese cualquiera dijo, pero que nunca quiso oír “¡Tú puedes salir!”.       

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