NOCHE DE ANIVERSARIO (Leyendas casi-Urbanas)

NOCHE DE ANIVERSARIOExistió en la ciudad un lugar llamado “El balcón” era un restaurante ubicado en el centro de la ciudad dentro de un edificio, en el décimo tercer piso, era un lugar inmenso allí desfilaban platos gastronómicos de todo el mundo, tenia una pista central de baile y una tarima donde se presentaban los grupos musicales de moda y las mejores coreografías de baile del país, pero luego de la muerte de Nicolás Arriaga la mala suerte y la desdicha lo invadieron y todo el negocio se fue a pique, ni la inversión de un japonés que llevaba muchos años viviendo aquí lograron revivirlo. Comenzaba la becada de los noventa y muchas cosas marcaban al país, buenas y malas, pero todas con algo para aprender. En el centro de la capital un lugar se veía como el de mayor acogida por parte de los niños ricos de la ciudad “El balcón” el restaurante de mayor fama distinción y espacio del país grandes personalidades pagaban sumas considerables por ocupar una mesa durante algunas horas, para discutir temas de actualidad social degustando licores que no se conseguían en ningún otro sitio. Samantha Lara pidió una mesa, arregló todos los detalles para pasar una velada inolvidable con su esposo, en el día de aniversario (Samantha era diseñadora de interiores ganaba buen dinero y sumado a esto tenia una fortuna heredada de su padre luego de que falleciera mordido por una cascabel en un safari que realizaba en el África). No le importó el precio de su solicitud y lo canceló con tarjeta de crédito al instante, cruzó una puerta decorada con finísimos vitrales pintados por un artista amigo del dueño, de gran talento y maestría con los colores, Samantha lucía un vestido blanco, adornado con lentejuelas y brillantes, un chal tejido en hilo, zapatos de tacón puntilla que le alargaban un poco más las piernas, llevaba el pelo recogido permitiendo que la luz le iluminara sus adorables ojos verdes. Se anunció en la recepción y fue guiada por un mesero hasta la mesa, llamó la atención por que además de adinerada era hermosa, desfiló por la pista de baile y se ubicó en la silla – Regáleme un margarita por favor – se apoderó del espacio, miro con delicadeza el reloj a la vez que muchas miradas masculinas la envolvían en un circulo de admiración, rodeado por una capa externa de miradas femeninas cargadas de envidia. Un artista venezolano animaría la noche, pero antes de iniciar la presentación algunos grupos locales de música y baile hicieron la apertura, a las 8:00 p.m. ya Nicolás se atrasaba diez minutos aunque pronto hizo su aparición muy calmado (había aprendido con malicia, que no había que correr si ya sabía que llegaba tarde) se inclinó y besó a su esposa en una mejilla - Esto es para ti amor feliz aniversario – en una pequeña caja dorada estaba el broche que faltaba para completar la hermosura de Samantha, la abrió con agilidad y miró con asombro su obsequio – Gracias cielo yo te daré tu presente más adelante – las luces del lugar se opacaron, un redoble de batería vibro junto con la voz del presentador de espectáculos – Señoras y señores, es para mi muy grato presentar esta noche y de manera exclusiva a uno de los más grandes artistas Latinoamérica, el señor Ricardo Montalbán – los aplausos hicieron retumbar el lugar, toda la orquesta sonaba con potencia y las luces bailaban a su compás. Nicolás y Samantha brindaban con un vino chileno preparado hacía más de cincuenta años y destapado para la fecha a petición de ella, el no hubiera hecho tal gasto (Nicolás era un poco tacaño, vivía de apariencias su familia no era realmente lo que el contaba)  Las trompetas sonaron nuevamente a todo pulmón, la estrella invitada interpreto un bolero para enamorar la noche, su voz interrumpía el hipnotismo de las notas musicales con la excelencia que transmitía en cada respiración Samantha y Nicolás ingerían vino cada gota era un deleite al paladar y un poco de calor para el estomago seguramente que luego del show vendría una faena mejor – ¿Recuerdas cuando nos conocimos? Tu conducías tu carro nuevo y yo aun caminaba del trabajo a la universidad y por un descuido terminé sobre el capot ¡vaya cara que hiciste casi mueres de un susto! – El rostro de ella enrojeció completamente y la risa no la dejó brindar – verla forma como salieron a volar todos tus papeles y como se te arrugó la frente cuado te viste lleno de lodo justo antes de entrar a tu exposición, no lo olvidaré -. Montalbán interpretó uno de sus éxitos y enamoró aun más al público, los micrófonos no se negaban a amplificar la voz del cantante mientras las parejas bailaban. Una tras otra las notas llegaron al final y una oleada de aplausos engrandeció aun más al artista para quien fueron merecidas las ovaciones – gente del balcón muchas gracias pronto volveré ¡Si los dueños me invitan claro está! Me despido de ustedes con la siguiente canción llamada “castillo claro” – Samantha llegó hasta Nicolás después de visitar el tocador - ¿Me perdí de algo amor? – Acomodó su vestido para evitar quiebres en la tela a la vez que su esposo corría la silla – aun no mujer – colocó aun lado el bolso pequeño y levantó la copa – amor brindemos por la fidelidad ¡salud! – Nicolás esquivó la mirada pero brindó, Samantha lo miró fijamente observando su reacción, las luces volvieron a la normalidad y la música se suavizó, era hora de comer, casi 50 fogones trabajaban a toda marcha para atender a más de trescientos clientes platos nacionales y extranjeros iban de un lado para otro, cientos de cubiertos, todos con una función distinta, copas de cristal finísimo y aproximadamente 9000 dientes (naturales y postizos) desaparecieron casi media tonelada de comida en pocas hora. Nada mejor para la digestión que una copa de vino pero Nicolás primero visitó el baño – enseguida regreso amor – era mejor retirar algún trozo de comida enredado entre la encía y los dientes, Samantha,  en la mesa, sirvió dos copas, probó la de ella, y con cautela y destreza añadió a la de su esposo un grano de polvo blanco. Él, regresó y de una vez invitó a su mujer a bailar un tema que para muchos era aburrido pero para las apariencias de Nicolás no, interpretado por una banda de jazz que ambientó luego de Montalbán, duró poco más de seis minutos al terminar caminaron hasta la mesa sin detenerse a mirar rostro conocidos – creo que parte de nuestro éxito como pareja se debe al respeto y fidelidad que nos tenemos ¿no lo crees? Brindemos por eso – Samantha alzó la copa y Nicolás, desviando la mirada y soltando una sonrisa algo irónica también elevó la suya, las bebieron hasta el fondo y caminaron a la pista para bailar junto a otras parejas una canción más.La música terminó y con ella las parejas que recorrían  la pista de un lado a otro Samantha abrazó fuerte a Nicolás y lo besó en la mejilla – vamos a la mesa – el hombre dio un paso pero la rodilla casi no le respondió - ¡hepa! Creo que se me movió el piso – ella lo sostuvo evitando que cayera frente a todos - ¿Te sientes bien? – las palabras retumbaron en la cabeza de el y brincaron de un lado a otro como si estuviera hueca – creo que… que el vino se está apoderando de mis neuronas, lo mejor será que tome un poco de aire – el restaurante era llamado el balcón por que estaba rodeado de ellos, para cada uno había una puerta de acceso corrediza construida en aluminio y cristal  y cubierta con finas cortinas bordadas, Samantha guió a Nicolás hasta un balcón, caminando algo disparejos y riendo por todo, abrió la puerta corrediza, entraron en el y la cerró - ¡oye! Te juro que… no me siento bien, necesito mucho aire – no lo quiso soltar hasta no estar segura de su estado, al hacerlo no pudo sostenerse con firmeza, tambaleó como un puente colgante – amor, feliz aniversario – entre ecos Nicolás intentó razonar “¿feliz aniversario y cual es mi regalo?” con los brazos abiertos se abalanzó sobre su esposa, Samantha, cargada de frialdad y mucha fuerza, lo empujó haciéndolo volar por encima de la baranda 12 pisos hasta estrellarse contra el pavimento, ella buscó entre su bolso, sacó un paquete de fotografías en las que Nicolás hacía gala de sus dotes como bígamo con distintas mujeres, las lanzó igual que a su marido, sonrió sin remordimientos mientras exclamaba “feliz aniversario”.

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