EL JUEGO (II puesto en el II Concurso de Cuento Corto Colegio La Colina 2012-2013)

EL JUEGO     
Nunca me gustó esa casa, extremadamente grande para mi gusto, oscura, de pasillos largos y angostos, tres pisos cubiertos de madera que al pisar crujía, habitaciones con pesadas cortinas y escasos halos de luz que formaban fantasmagóricas figuras al pasar. El jardín grande y descuidado, lleno de maleza seca semejaba un bosque de hechizos y pociones. En el sótano, la pianola pasaba y pasaba los rollos de música y las teclas subían y bajaban sin cesar. Nos sentamos en círculo una vez apagaron las velas. Nos tomamos de las manos  y nos explicaron el juego.
Tuvieron que pasar muchos años, sesiones de terapia, siquiatría y medicinas para que pudiésemos volver a vernos. Hoy, como en esa noche, nos sentamos en el mismo sótano, nos tomamos de las manos y volvimos a explicar el juego, el grupo necesita saber qué ocurrió, solo falta uno. Se debe estar en silencio, del centro del círculo se coge un papel, no hay luz, la X indica que eres detective, la letra A el asesino, todos se paran, quien investiga sale del salón, todos deambulan por el sótano, el asesino escoge la víctima, se acerca y le susurra “te maté” o le desliza suavemente las manos alrededor del cuello, ella caerá al suelo y gritará mientras sucede. Todo el grupo se queda quieto, el asesino no quiere que lo descubran, las luces se prenden, entra el detective y comienza la búsqueda, puede interrogarlos a todos, menos al muerto, no debe hablar, no lo hará. El asesino debe mentir.
El juego empezó, todos se mueven, la víctima se escogió, el detective salió, ya no cruje la madera; el piso se cambió, lentamente el asesino se acerca e inhala el perfume dulzón de la muchacha, le toca suavemente la garganta y con precisión hunde el cuchillo una y otra vez. En la oscuridad se dibuja su sonrisa, una vez cesa el grito se enciende la luz y, como en esa noche, “volveré a mentir”.
  

Ernesto Lanos Mendoza

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